Este martes 8 de junio, centrales sindicales, partidos políticos, movimientos sociales, asociaciones ciudadanas, organizaciones estudiantiles, colectivos profesionales y entidades de todo género han convocado una jornada de Huelga General en las administraciones públicas y en el mundo de la enseñanza.

Es ésta la primera respuesta general de masas frente al célebre “recortazo” del gobierno de Rodríguez Zapatero, calificado, con toda razón, como el mayor recorte social y económico perpetrado durante los últimos treinta años: aproximadamente los mismos de existencia del actual Régimen político juancarlista.

Es la primera respuesta. No la última: porque precisamente el mismo gobierno que durante la presente legislatura ha jurado y perjurado que jamás se tocarían los derechos sociales de los trabajadores y de las capas más desfavorecidas de la sociedad, prepara otra “vuelta de tuerca” en su inopinado ajuste económico: la Reforma del Mercado Laboral.

En efecto, el presidente de turno de la Unión Europea ya ha advertido que su” Gobierno aprobará la reforma laboral el 16 de junio”, firmen o no los agentes sociales los contenidos de esta reforma.

No hace falta ser un lince, ni aguardar a las consabidas filtraciones de prensa, para adivinar los contenidos esenciales del Decreto para la reforma laboral; a saber, mayor “flexibilidad” laboral, más precariedad, menos derechos sociales, liberalización económica ilimitada, contratos basura, privatización de lo público, etc. Y finalmente, parafraseando a las abortistas, el viejo sueño neoliberal: despido “libre y gratuito”.

Un horizonte nada lejano, especialmente cuando se cuenta ya con un millonario “ejército” de reemplazo compuesto por mano de obra desempleada y no cualificada: histórica herramienta de combate del capitalismo salvaje. Un “ejército” que en España rebasa ya el 20 % de la población activa. El mayor de Europa.

Nada nuevo. Las habituales recetas de los organismos crediticios internacionales y sus Fondos monetarios, de los centros privados de poder económico, de los mercados financieros y de sus gurús neoliberales en nómina.

Las mismas recetas de la Derecha económica y de sus sucursales políticas. “Derechas” que para estos casos empiezan muy a la “izquierda”.

En efecto. Ha bastado una llamada del Faraón estadounidense Barack Obama a Zapatero por delegación de Merkel y Sarkozy, es decir de la Unión capitalista europea y su BundesBank, para que el hombre que no se levantó al paso de la bandera de las Barras y Estrellas de Bush, se haya cuadrado a la voz de mando del Imperio colocándonos, en lo económico, a los pies de los mismos caballos que, en lo militar, nos puso su antecesor Aznar.

Zapatero, y con él su partido, ha perdido a golpe de teléfono no la credibilidad, que nunca tuvo en realidad, sino la poca vergüenza y a la vez la escasa memoria (por muy histórica que les parezca) que aún le quedaba.

Y sí. Asimismo resulta un hiriente sarcasmo que sea el Partido de la oposición el que afirme que “somos ya un protectorado”, cuando lleva meses exigiendo que se apliquen aquí, a todos los niveles, precisamente las políticas de “la Merkel” y “el Sarkozy”.

También resulta irónico que el propio Partido Popular haya levantado, ahora, la bandera de la defensa de los más desfavorecidos, de los pensionistas y jubilados (“nuestros mayores”), de los funcionarios públicos y de las rentas más bajas, llegando incluso a la llamada demagógica de la número dos del PP, presentando a su partido -que es, históricamente, junto a CiU, el Partido de la Patronal- casi como una especie de “vanguardia obrera” al afirmar que ’Si los sindicatos no defienden a los trabajadores, aquí está el PP’ (¡sic!)

Con declaraciones como ésta se confirma que el esperpento existe y está ahí. Y que cuenta además con el acompañamiento musical de un potentísimo aparato de propaganda ultraliberal y neoconservador -cínico e implacable- que no busca otra cosa que volver a apoderarse de la manija política de la Nación, poniéndola al servicio de la especulación financiera, el tráfico de influencias, la corrupción urbanística, el blanqueo de capitales, la mafia del ladrillo, la estafa empresarial, la explotación impune, el capital extranjero y el imperialismo de guerra, tal y como hicieron durante la “década prodigiosa” del “milagro económico español”, en cuyos lodos chapoteamos hoy gracias tanto a la errática política económica del PSOE como a la labor de zapa del capital monopolista, tanto propio como foráneo.

Pero si los eufemismos “buenrollistas” de ZP ya no engañan a nadie, la retórica alucinada y alucinante de la señora de Cospedal menos aún:  pues en el fondo despotricar contra los sindicatos, coincidiendo así con lo que desea el núcleo duro del Sistema, y descalificarlos no por corruptos o ineficaces, sino por el mero hecho de existir, es la tarea que la derecha política, siempre al leal servicio de la oligarquía dominante y del statu quo estatal, ha mantenido siempre en su agenda.

Y aún concediendo que los sindicatos mayoritarios -“generosamente subvencionados” como no para rebuznar la derecha mediática- no hayan estado nunca a la altura de las circunstancias podría decirse lo mismo de las Organizaciones empresariales, las Fundaciones políticas, las Oenegés,  y más que nadie de los Partidos y de las Instituciones –muy especialmente la Corona- del Régimen estatal cuya espléndida  financiación hemos pagado y seguimos pagando todos los españoles, y que ha sido mucho más que generosa sobrepasando la legalidad vigente e instalándose en el fraude y el latrocinio permanentes.

Eso sin olvidar que éste fue el precio pagado por el Régimen juancarlista por mantener todo conflicto social controlado y enmascarado en la periferia del sistema desde los célebres “Pactos de La Moncloa”  hasta el día de hoy; y que lo han pagado todos empezando por los que ahora critican las dimensiones del “descubierto” del cual ellos han sido en calidad y en cantidad los primeros y principales responsables.

Sin embargo, no es tiempo de reproches sino de acción.

En consecuencia, los abajo firmantes, conscientes de la amplitud social e histórica del envite que se disputa actualmente, y –más aun-  responsables moral y políticamente ante la Comunidad nacional de todo el Pueblo de aportar a la realidad militante de este País un esfuerzo consciente y revolucionario, nos solidarizamos con esta convocatoria de paro general, con sus justas reivindicaciones y apoyamos decididamente la movilización total frente al Régimen estatal y al Sistema liberal-capitalista.

No en defensa de los intereses particulares, sectoriales, corporativos o de clase sino por los intereses generales de la Nación, por el bien común y posible, por la defensa del Estado Social que es nuestro futuro y que es nuestro Pueblo.

EN DEFENSA DEL ESTADO SOCIAL: ¡TODOS A LA HUELGA!

¡NO A LOS RECORTES SOCIALES!

¡TODOS CONTRA EL RÉGIMEN: NADA CON EL RÉGIMEN!

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