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El pánico de Nizar, un niño español atrapado en Gaza

JAVIER ESPINOSA desde Beirut
El presente texto debería estar firmado por María Velasco, una sevillana residente en Jan Yunis (Gaza), que el día 30 remitió esta carta al consulado español en Jerusalén. Una misiva tan dramática como explícita, que resume sin exagerar la tragedia que se está registrando en la franja palestina.

Casada con un palestino, Velasco se instaló en Gaza en 1996. Madre de tres hijos, uno de ellos, Maruán Velasco, llegó a ser uno de los portavoces de la policía controlada por Hamas, hasta que abandonó la franja el pasado mes de noviembre. Su madre y sus dos hermanos, Nizar (2 años) y Halima (23) están intentando escapar del mismo territorio desde hace semanas.

A continuación se reproducen varios extractos del escrito.

"Estimado cónsul: Son las 00.30 de la noche, hora a la que ha llegado la luz desde las 14.30 que la cortaron. En primer lugar, siento el malentendido publicado en el diario El Mundo [se refiere a la denuncia que realizó la misma española en dicho diario al comenzar la ofensiva israelí sobre su incapacidad para abandonar Gaza] pero aún así no debería estar triste. Nosotros somos los que tenemos toda la razón para estar tristes, puesto que nuestro país no puede hacer nada por nosotros, ni siquiera evacuarnos de Gaza. ¿Cuándo lo harán? ¿A qué esperan? ¿A qué estemos malheridos o muertos?".

El texto sigue refiriendo las quejas de la sevillana por el retraso que ha tenido que soportar su familia para salir del territorio palestino y añade: "por culpa de esta demora estamos viviendo hoy el infierno de explosiones con sus ondas expansivas por todas partes. Dos bombas acaban de caer esta tarde en Abasán [el barrio donde viven María Velasco, sus dos hijos y su marido] y ahora otras dos bombas acaban de caer mientras le escribo. Las ventanas han retumbado por las ondas expansivas y el niño (Nizar) se ha vuelto a despertar del susto. Nuevamente comienza su llanto y como él dice: "¡Lobo, lobo!". Así llama a todo lo que le da susto. En estos momentos son las 2.37 de la madrugada, instante en el que han caído las bombas, por lo que de ese tema de la posible tregua, ¡nada de nada!, señor cónsul".

La carta se remonta después al primer día de la devastadora arremetida israelí y recuerda como la propia Velasco tuvo que partir a la carrera hacia la guardería donde se encontraba Nizar para recogerlo. "Me los encontré a todos (los niños) histéricos, llorando, algunos por los suelos, otros pisoteándose entre sí, llamando a sus padres. A mi hijo me lo encontré llorando histérico porque en su vida había vivido una experiencia semejante solo. Me abrazó fuertemente con ansias de salir del lugar y entre el llano me decía: "¡Lobo, lobo!". El lobo hoy son las bombas".

"El consulado nos llamó el domingo, un día después de la masacre del sábado en Gaza, para preguntarnos si estábamos bien. ¿Bien? Usted, señor cónsul ¿qué hubiera respondido después de lo sufrido el sábado y en la situación que estamos viviendo?

  1. Imposibilidad de llevar una vida normal. Tres meses llevamos sin gas. ¿Cómo cocinamos entonces? Cuando tenemos luz. Horas de luz: Turno de mañana, cortan de las 5.30 hasta la 1.00. Turno de noche, [cortan] desde las 14.30 hasta las 00.30 de la noche [los turnos varían por días y zonas de Gaza, unas veces la luz se interrumpe desde primeras horas de la mañana y otras desde el mediodía].
  2. Ya no tenemos hora de desayuno, ni de almuerzo y cena. Todo depende ahora de las horas de luz, por lo que Nizar tiene que tomar su leche la mayoría de las veces fría. Muchas veces pasamos frío por la noche, iluminándonos con velas... Sin luz tampoco hay agua, no se puede lavar su ropa y apenas tiene nada que ponerse, por lo que está usando ropa del verano. La que le lavo a mano cuando hay agua no se secan porque hace frío y llueve. No puedo comprarle más ropa porque el dinero que nos queda es para comprar pan y alimentos porque la guerra aún no ha empezado. Aún queda lo peor. La invasión por tierra. No creo que el niño pueda soportar esta situación por mucho tiempo. Apenas come fruta. No hay lácteos. ¿Dígame como va a sobrevivir?".

Velasco describe después las carencias que enfrentan los residentes de Gaza y recuerda también que hay una pequeña minoría "en su mayoría de Hamas" –dice- que se benefician ante la "industria subterránea" establecida en la zona fronteriza de Rafa, junto a Egipto. "El pasaje subterráneo para llegar a Egipto a través de los túneles cuesta por persona 4.500 dólares", refiere.

"Mucha gente de Gaza, familias incluidas, se fueron por este método (a través de los túneles). Yo si hubiera tenido ese dinero me hubiera ido igualmente como ellos con mi hijo de 2 años al saber que España no puede hacer nada por nosotros, ni siquiera sacarnos de este infierno. En todo el mundo, en situaciones de caos y destrucción se permite a los consulados evacuar a sus súbditos. Algo que Israel no ha permitido en Gaza".

La española no cesa de arremeter contra la incapacidad de las autoridades españolas para conseguir la evacuación de su familia y concluye su texto en un tono irónico, casi mordaz. "Feliz Año y Próspero Año Nuevo 2009 le deseamos y le desea Nizar desde Gaza, a toda España, su España lo ha abandonado a su suerte. Gracias España por vuestra cooperación y ayuda. Vuestras llamadas desde el consulado español, si estamos bien, no nos consuela. Hagan algo antes de que sea tarde. España, no nos abandonen".

María Velasco y sus dos hijos no pudieron abandonar Gaza este viernes como si lo hicieron varios cientos de extranjeros. Tel Aviv había ignorado hasta esa fecha los requerimientos de las autoridades españolas.

PD: Según Maruán Velasco este sábado por la tarde su familia recibió una llamada del consulado español en la que se le comunicaba que no podrían salir ya de Gaza al negarse a ello Israel. "¿Qué piensa hacer España? ¿Dejarlos morir ahí como si no pasara nada? ¿Cómo puede ser que los rusos salieran y no una familia española? ¿Cómo puede aceptar España que Israel haga esto?", clamó indignado el joven. En Jan Yunis, el pequeño Nizar tendrá que seguir llorando y gritando: "¡Lobo, lobo!".

 

CULTURA

 

 

 

236 páginas, 210 x 150 mm.
Cubierta impresa a todo color y plastificada brillo.
P.V.P.: 10 euros + gastos de envío.

ISSN: 1888-8151

SUMARIO DISIDENCIAS Nº 6

EDITORIAL

La fiesta se acabó.

 

IDEAS

En busca de los valores perdidos.

Alfredo Amestoy

Un fantasma recorre Europa: el fantasma del ecologismo.

Pedro Prieto

Lo políticamente correcto y la metapolítica.

Alberto Buela

La diferencia entre Unidad y Uniformidad.

E.F. Schumacher

 

ALTERNATIVAS

El incierto futuro de la unidad europea.

José Luis González Ribera

Existencias agitadas (con notas sobre el consumismo)

Eduard Alcántara

 

ENTREVISTA

Luis del Pino: "Ni ETA ni Al Qaeda, el 11-M fue un golpe de Estado"

 

DENUNCIA. La censura ataca de nuevo:

Operación Sarkozy Cómo la CIA puso uno de sus agentes en la presidencia de la República Francesa.

Thierry Meyssan

 

DOSSIER: Crisis económica... La fiesta se acabó

Diario presente y futuro de una crisis.

Santiago Niño Becerra

La crisis: datos y disparates.

Roberto Centeno González

La crisis “a la española”: características singulares de una crisis global.

Antonio Manzano

 

ORIENTACIONES

Libros: Por los caminos del Adiós.

Enrique Uribe

Libros: República Nacional Española.

Juan A. Aguilar

Música: Años Sesenta. La Primera Edad de Oro del Pop Español.

Antonio Brea

Teatro Clásico: Edipo rey.

Sara Fernández Zurita

Ejercicio literario: La importancia de las margaritas.

José Luis González Ribera

NACIONAL

NACIONAL

 

Catorce puntos sobre el NO de Irlanda

 

Juan Antonio Aguilar


«Ya no se adora al becerro de oro; ahora, lo que se adora, es al oro del becerro».

Que desde la extrema izquierda hasta la extrema derecha, pasando por los neoliberales, los progres y los nacionalistas de distinto pelaje, se coincida en apoyar el NO de Irlanda al Tratado de Lisboa para hacer avanzar la UE, nos hace rememorar tantos debates que ya tuvimos cuando se celebraron los referendos del anterior tratado.

El NO tiene demasiados padres para poderlo analizar globalmente y sacar conclusiones positivas.
Pero como estamos en un permanente «deja vu», dejo aquí algunos datos y reflexiones que espero sirvan para que las cosas se piensen un poquito y no seamos tan «alegres» ante ciertos acontecimientos políticos.

1) En los treinta y cinco años que lleva perteneciendo a la Comunidad Europea, Irlanda ha recibido más de 40.000 millones de euros, más del doble de lo aportado por ellos. Si han crecido y prosperado es gracias a la Unión Europea.

Colorario: lo coherente para ellos, quizás, es plantearse la salida de la Unión Europea, con un par de..., y no intentar estar en misa (cobrando de los fondos que todos pagamos) y repicando (¡nooo a la Europa de los buró­cratas!)

2) Por cierto, hablemos de burócratas: número de funcionarios de la Unión Europea: veintitrés mil cua­renta y tres -23.043-; cantidad de funcio­narios sólo en el Ayuntamiento de Madrid: veintiséis mil cuatrocientas dieciséis -26.416- (ver Anuario Estadístico del Ayuntamiento) ¿Hablamos de las Co­mu­nidades Autónomas? ¡Por favor, seamos serios!

3) Ha habido una absoluta falta de información sobre los contenidos del Tratado de Lisboa en el re­­fe­­réndum irlandés. En los trenes se podían encontrar papeletas que decían, poco menos, que Irlanda per­­dería su afa­mada neutralidad e independencia, que subirían la fiscalidad, etc. Vamos, como cuando el NO francés, que se decía era contra la entrada de Turquía... sólo que, ni entonces, ni ahora, era eso lo que se votaba.

4) A todos los que critican el Tratado de Lisboa les preguntamos: ¿Han leido el Tratado? ¿Saben de qué va? O acaso están ustedes repitiendo la demagógica retórica de los antieuropeístas. Pedimos un poco más de seriedad y menos tonterías. Pero es obvio que con tanto «fúrbo», folclóricas, «corazón», «rialiti chóu» y demás patochadas.. . qué se puede esperar del ciudadano de a pie: muy poco, por no decir nada.

5) Si exceptuamos la Política Agrícola Común, que consume la mitad del presupuesto comunitario y por la que sobrevive nuestro sector primario (que jamás sería competitivo por sí mismo en un mercado internacional abierto), nos queda un gasto irrisorio en comparación con los beneficios inherentes la integración europea, y la española es quizá la muestra más palpable de ello.

6) Hemos asistido a la peor gestión de un reférendum que se haya llevado jamás en la historia comu­nitaria. La misma semana del reférendum los cenutrios del Consejo de Ministros de Trabajo europeos aprobaron, por mayoría cualificada, la salvajada de proponer ampliar el horario de trabajo hasta las se­senta y cinco horas semanales y, encima, el mismo día del referéndum, autorizan la apertura de dos ca­­tulos de las negociaciones de adhesión de Turquía. Es que no se puede caer más bajo ni se puede ser más imbécil.

Pero hay que señalar que, votando NO, tampoco se impide que el capi­ta­lismo busque la ampliación de la jornada semanal ¿O acaso algún in­genuo piensa que estando fuera de la Unión Europea podríamos mantener la semana de cuarenta horas mientras todos los países de alrededor im­po­nen la de sesenta y cinco horas? Por favor, un poco de rigor y de sentido común... Lo que no arreglemos dentro de la Unión Europea, menos lo vamos a arreglar fuera.

7) La Irlanda que ahora se admira se ha convertido en un país de nuevos ricos desagradecidos con mas mercedes per cápita que en Baviera, con unos subsidios de paro que pueden llegar a 40000 euros anuales para una familia de dos hijos (incluyendo ayudas al alquiler y «child benefit») pero con unas in­fraestructuras tercermundistas y peor sistema sanitario que Kosovo. Es decir, que por tener 4 euros en el bolsillo se creen los amos del mundo cuando en realidad son una mala co­pia de Gran Bretaña y totalmente coloni­za­da por ella. No hay mas que ver las portadas de la prensa mas leída en Irlan­da (las ediciones regionales de los tabloides británicos) para ver que los irlandeses han sido utilizados por los conservadores británicos para darle un corte de mangas a la vieja Euro­pa. Por ejemplo, la portada del Irish Sun del domingo era una chica en «top less» con dos «Noes» tapándoles los pezo­nes y un lema que decía algo asi como «Dale a Europa lo que se merece».

8) Para los que pretenden ver en este NO una reivindicación sobre la Europa social ... Irlanda es un pais de mentalidad muy norteamericana y las prestaciones sociales son poquísimas ... Lo que se prima es el beneficio individual.

9) Pasotismo irresponsable. La participación en el referéndum ha sido bajísima y el NO ha salido con una diferencia de unos 100.000 votos. Evidentemente, esa diferencia no puede parar a 500 millones de europeos.

10) El único secreto del milagro irlandés es que tienen un impuesto de sociedades del 10% - en Espa­ña es del 35%- y muchas empresas irlan­desas no pagan nada durante ocho años, lo cual ha atraído a cientos de em­pre­sas americanas que, así, pueden competir deslealmente contra las em­pre­sas europeas (ejemplo Microsoft o Google). Ellos saben que su futuro de­pende de ello, y algunos grupos marginales les han metido miedo de que con el tratado eso iba a cambiar la fiscalidad privilegiada e iban a ser po­bres otra vez... Vamos, que nada de valores, libertad y democracia.

11) «Vence la democracia» dice el magnate Declan Ganley, uno de los principales promotores y finan­ciadores mas activos de la campaña del NO. Pero lo que hay que saber es que varias de sus empresas (implantadas en muchos paises de la UE) están estrechamente relacionadas con el complejo militar-in­dus­trial de EEUU (suministra material al Ejército estadounidense) y conexiones oscuras con los neo-conservadores de Bush.

Lease el artículo del INDEPENDENT http://www.independent.co.uk/news/ world/europe/declan-ganley-irelands-mysterious-mr-no-843559. html.

¿Entonces dónde están los verdaderos intereses de los que quieren la «ver­dadera» Europa?

12) Además, la causa neoliberal contraria al Tratado de Lisboa, que ha girado en torno al millonario Declan Ganley, ha estado coordinada desde un grupo de presión llamado Libertas financiado por ¡¡la CIA!!, como así lo ha re­conocido la propia prensa de Dublín.

13) La campaña del no ha consistido -como no podía ser de otra forma- en una extraña alianza de ideologías. Junto a Sinn Fein, están grupúsculos re­pu­blicanos como Coir que ha empapelado Dublín con carteles remi­nis­cen­tes de la rebelión irlandesa contra los británicos en 1916. También pelean en este bando partidos de corte marxista, asociaciones fundamentalistas cató­licas y grupos provida. ¿Quién es el padre del NO? ¿Todos? ¿Los ciu­da­danos? ¡No nos hagan reir!

14) Respecto a la «defensa» de la Europa social por parte de los irlan­deses bastan unas pocas perlas: ir al médico de familia son 60 eurazos, el primer ministro de un país de 4 millones de habitantes gana 300.000 euros mientras las carreteras son tercermundistas, los hospitales están con infec­ciones perma­nentes y hay gente en carritos por todas partes, las escuelas están controladas por la Iglesia y tienen que hacer colectas entre los padres para pagar la calefacción... Es gente que aunque han dado un salto in­creíble en su capacidad económica, desde el punto de vista de mentalidad, in­fraes­tructuras, servicios públicos, transporte, etc. están como España hace treinta o cuarenta años. ¿Culpa del Tratado de Lisboa?

Conclusión

En fin... No somos amigos de teorías conspiracionistas pero es evidente que en el tema de la Unión Euro­pea existen choques de intereses. Y no descubrimos nada nuevo si afirmamos que EEUU es con­trario y mueve sus hilos para poner trabas a ese proceso (observemos ahora el com­por­ta­miento del país más sumiso a los yanquis: la República Checa).

Y sobre la consideración que merecen los votantes, el ciudadano irlandés es como es, como el español, como el francés,... se deja manejar y como no se toma en serio esto de la Unión Europea se aprovecha para ir de protestón. Y así vota, efectívamente, contra la UE sin ser consciente de que está tirando pie­dras contra su tejado. ¿Acaso nos extrañamos de esto, con la cantidad de ejemplos que tenemos en la España nuestra?.

Si a estas alturas no nos damos cuenta de que la única forma eficaz de lu­char contra la Europa capi­talista es que primero ha de ser Europa, con un poder europeo, un Estado europeo y una ciudadanía europea, entonces no hemos avanzado nada.

Para muchos el NO parte de negar la Europa capitalista para concluir en la NO-Europa. Porque, por desgracia, la alternativa a la Europa capitalista no es la España, Francia o Irlanda socialista y revolucio­naria (lo que sería de­fen­dible), sino la España, Francia e Irlanda capitalista y liberal (que es lo que han defendido los del NO). Por tanto, separemos los planos:

- Europa ¿sí o no?

- Capitalismo o socialismo

De la segunda contradicción (la principal) no hay ni asomo de posibilidades de acometer en estos mo­mentos. Pero de la primera (secundaria) estamos en pleno debate y proceso. Resolvamos la primera contradicción y quedará más evidente la segunda.

ORIENTACIONES

ORIENTACIONES

Las seis condiciones necesarias para la existencia del Socialismo

Juan Antonio Aguilar

(adelando del texto integro que se publicará en próximo artículo de la Revista DisidenciaS)

1. - Dentro de una comunidad, el socialismo exige que el interés colectivo esté por encima de los intereses individuales (particulares o de grupo)*

2. - El socialismo exige que el subsistema económico quede supeditado al poder político (el Estado)*

3. - El socialismo exige un principio de racionalidad frente a la anarquía de la producción capitalista: la planificación*

4. - El socialismo exige la desaparición de la división social en base a clases eco­nó­micas.*

5. - El socialismo exige que el trabajo (en todas sus formas) sea el factor fun­da­mental de la economía política*

6. - El socialismo exige que deje de funcionar la teoría del valor-trabajo en la eco­nomía política.*

 

Consideraciones y definiciones previas al desarrollo

de las seis condiciones

 

1. El socialismo es una alternativa global al sistema so­cial dominante, el ca­pi­talismo. Dado que éste tiene un carácter esencialmente econo­mi­cis­ta, ne­­ce­sa­ria­mente, su alternativa tendrá que hacer frente a esa esencia eco­­no­mi­cista. Por ello la crítica a la eco­nomía política del capitalismo es fun­da­men­tal, por­que es la crí­tica a su propia esencia. El socialismo será más que eco­no­mía, in­dudablemente. El capitalis­mo también lo es. Pero don­­de gravita el ca­pita­lismo es en sus fundamentos ideológicos económicos que hacen que to­do el sistema social gire alrededor del sub­sistema econó­mi­co, cúspide del sis­tema y factor de­ci­sivo para la aparición de su modelo humano e­co­nomicista.

 

2. La crítica a la economía política burguesa y capitalista viene desde los eco­no­­mis­tas clásicos -y aún antes-, pe­ro quien primeramente sistematiza esa crí­tica son las obras económicas de Marx y algunos de sus discí­pulos. És­tas no es­tán exentas de errores, sobre todo por con­taminación ideoló­gi­ca de las co­rrien­tes de la épo­ca en que fueron escritas, pero siguen sien­do de gran va­lor para sistematizar esa crí­tica a la economía polí­tica del ca­pi­ta­lismo. Ojo, nos referimos a las obras estrictamente econó­mi­cas ("El capital", "Criti­ca de la economía política", etc.) es­cri­tas en su época de ma­­du­rez. La obra an­te­rior, sus textos más filo­sóficos y políticos, so­bre todo los del "joven Marx", tie­nen menos valor y son las que han mar­cado el “mar­xismo" como ideo­logía política.

 

3. Además, señalamos -no fue evidente a primera vista- que el análisis marxis­ta del capitalismo ha in­flui­do de forma fundamental en las co­rrien­­tes ideo­ló­gicas del siglo XX, incluyendo los fascismos históri­cos (des­de la teoría de la plusvalía en José Antonio, el concepto de "naciones pro­letarias" en Mussolini, el "pa­trón trabajo" en el nacio­nalsocialismo, etc.). No seremos menos.

 

4. Adoptaremos en la exposición el análisis marxista de la eco­­nomía política. Po­dríamos utilizar otros métodos de análisis pero sólo haríamos más difí­cil el en­ten­di­miento, compli­caríamos la exposición car­gándola de conceptos mate­má­ticos. Que se entienda que estamos utilizando un método de­ter­minado de unos autores, sin que eso implique coincidencia completa con su ideo­logía.

 

Además de estas consideraciones, es necesario asentar un marco de defi­ni­ciones de ciertos conceptos y categorías que permitan entendernos en el mismo lenguaje, evi­tando -en parte- la contaminación ideoló­gica del sistema do­minante:

 

Ø Sistema económico: Conjunto de elementos económicos interela­cio­na­dos, que son: re­cur­sos materiales y humanos; las re­la­ciones económicas (pro­duc­ción, distribu­ción y con­su­mo) y la or­ga­nización (normativa jurídica). El sis­te­ma econó­micos se en­cuentra inter­re­la­cionado con el resto de sub­sis­te­mas (político, social, cultural, etc.). Es decir, si modifico uno, esto obliga a modi­fi­car los demás.

Ø Fuerza determinante del sistema económico: Para vivir los hombres nece­sitan bienes materiales (alimentación, calzado, vivienda,... ) que hay que pro­du­cir. El trabajo es la activi­dad racional del hombre encaminada a la pro­ducción de bienes.

Ø Fuerzas productivas: lo forman los medios de producción y los hombres que producen bienes (trabajadores): FP = mP + T

Ø Relaciones de producción: las que surgen entre los hombres en el pro­ce­so de produc­ción. Pueden ser antagónicas o comuni­tarias.

Ø Modo de producción: lo forman las Fuerzas Productivas más las Rela­cio­nes de produc­ción: MP = FP + RP. Así podemos hablar de modo de pro­duc­ción capi­talista y modo de producción socia­lista.

Ø Necesidades primarias: aquéllas que hay que producir para satisfacer (según el es­tán­dar imperante en un pueblo en cada momento histórico) un de­sarrollo integral de las personas.

Ø Mercancía: son bienes económicos destinados a la venta, al intercambio en el mercado.

Ø Valor: Es el trabajo socialmente necesario para producir una mercancia en las con­­di­ciones sociales medias de producción.

Ø Valor de uso: capacidad que tiene un bien de satisfacer nece­sidades.

Ø Valor de cambio: relación cuantitativa que tiene un bien res­pecto a los de­más a la hora del intercambio.

Ø Precio: valor económico de las mercancías expresado en uni­dades mone­ta­rias. Debería coincidir con el valor de cambio.

 

5ª condición necesaria: «El so­cia­lismo exige que el trabajo

(en todas sus formas) sea el factor fundamental de la economía política»

 

Ø La principal característica de la economía de mercado capi­ta­lista es que su objetivo prin­cipal no es producir bienes y servicios para satisfacer las necesidades humanas, sino mer­cancías para ser vendidas en el mercado y obtener un beneficio. Entender esto es básico pues aquí está el quiz de la cuestión. Es más, como decía, todas las condicio­nes necesa­rias para la existen­cia del so­cia­lismo se podrían reducir a una única condición ne­ce­saria y suficiente. La señalo ahora, aun­que tomará todo su sentido al final de la expo­si­ción:

El socialismo exige (condición necesaria y sufi­ciente) que la organización eco­nómi­ca tenga como obje­tivo la pro­ducción de bienes y servicios para satisfacer las nece­si­da­des de la comunidad, no la producción de mercancías para vender en el mer­cado.

Ø El modo de producción capitalista funciona de la siguiente forma: el capitalista dispone de un capital en forma mone­taria (D) con el cuál compra medios de producción (M), es decir, maquinaria, instalaciones, materias pri­mas, etc.; tam­bién contrata trabajadores y, con todo ello realiza una trans­for­mación de las materias primas para convertirlas en mer­cancías (M’) que son ven­didas en el mercado con un bene­ficio y obtener, de nuevo, capital (D’), es decir: D --> M --> ... ? ... --> M’ --> D’

Ø Es evidente que D’ > D, es decir, existe una magnitud p = D’ – D > 0, a la que se deno­mi­na plusvalía (de la que habla­remos en próximas entregas)

Ø Un caso simple. Un capitalista dis­po­ne de 100 ¤. Con ellos compra herra­mientas, mate­ria­les, etc. (70 ¤) y contrata a un trabajador y le pa­ga­rá 30 ¤ por fabri­car una silla. Ésta se vende en el mercado por 140 ¤. El ciclo (simplificado) de la producción será: 100 (D) --> 70 + 30 (M) --> ... ? .... --> Silla (M’) --> 140 (D’). La plus­valía, por tanto, p = D’ – D = 140 – 100 = 40 ¤.

Ø De aquí surgen dos cuestiones:

a) Lo que se produce es una mercancía para vender en el mercado (puede ser una silla (un bien) o cromos de concursantes de Gran Hermano (una gilipollez)).

b) Es evidente que D no puede cambiar de valor a D’ por sí sólo, por tan­to, «algo», eso que marco con interrogación en las fórmulas de arriba, debe añadirse a M que la con­­vierte en M’ para poder ser ven­dida por D’. Es decir, "algo" hace que las maderas y clavos se conviertan en una silla que pueda venderse. Ese "algo" es el trabajo del obrero que ha fabricado la silla, es decir, la fuerza de tra­ba­jo. El ciclo quedaría así:

D --> M --> T --> M’ --> D’

Conclusiones:

1. En la producción no intervienen "factores" sino trabajo vivo (fuer­za de trabajo) o tra­ba­jo muerto (capital) cuyo ori­gen está en ciclos anteriores o en el expolio.

2. Por tanto, el Valor de una mercancia (recuerden la defi­ni­ción) es lo que crea la fuerza de trabajo en el proceso de producción. Por eso la Fuerza de Trabajo NO es una mer­­cancia más: es la única ca­paz de crear valor.

3. Al intercambiar mercancias en el mercado, se está cam­biando trabajo por trabajo se­gún la cantidad que cada uno lleve incorporado, es decir, lo que el mercado hace es intercambiar lo que de común tienen todas las mer­can­cías: trabajo humano.

4. El dinero es la mercancía que se utiliza como patrón para ex­pre­sar las relaciones de intercambio (trabajo por trabajo) de todas las demás en el mer­cado.

Luego... El factor fundamental de la economía política es el Trabajo, condición necesaria a la que debe atender el Socialismo

 

Obsérvese que un modo de producción orientado a las mer­can­cías lleva en su lógica interna la construcción de una so­cie­dad de consumo. Hay que crear las necesidades de comprar mer­cancias aunque éstas no representen ningún bien ni cubran nin­guna necesidad primaria.

El mercado (no lo confundan con la distribución de bienes) es pieza fundamental del modo de producción capitalista.

En el modo de producción capitalista, el dueño del capital o capitalista (D) busca el benefico (plusvalía) para aumentar su capital (D’): es la acumulación capitalista, de la que ya habla­remos.

 

6ª condición necesaria para el socialismo: «El socialismo exige

que deje de funcionar la teoría del valor-trabajo en la economía política»

 

Como indiqué, utilizaremos con­ceptos propios del análisis marxista. Seña­la­mos tam­bién que Marx fue poco origi­nal y la mayoría de estos con­­ceptos ya se en­con­tra­ban en los eco­no­mistas clásicos de su época (Smith, Ri­cardo, Sieyes, Proudhon...).

 

Como vimos, en el proceso productivo capitalista, se produ­cen mercancías para su venta en el mercado gra­cias al aporte de la fuer­za de trabajo. El valor de estas mer­can­cías, tal como expli­ca­mos, viene dado por un sumatorio que se denomina Ley del Valor-Trabajo:

V = c + v + p

donde:

> «c» es el capital constante. Valor de las máquinas, mate­rias primas, amortizaciones, etc. Lo vulgarmente conocido como inversión. Son los 70 ¤ del ejemplo de la silla.

> «v» es el capital variable. Es el salario del trabajador, definido como valor de las ho­­ras de trabajo necesarias para cubrir los medios de subsistencia del trabajador. Son los 30 ¤ del ejemplo.

> «p» es la plusvalía. Es el sobreprecio al que se vende la mercancía y del cual se apro­pia el capitalista. Los 40 ¤ del ejemplo. ¿Qué representa este "so­bre­precio"? Sencillo: repre­­senta el valor de las horas de trabajo realizadas por en­cima de las necesarias para cubrir los medios de sub­sistencia. Es decir, la diferencia entre el valor producido por los trabajadores y el salario que se les paga. Es la fuente de los beneficios capitalistas.

 

Esto se explica de forma sencilla:

 

Recordemos la definición de Valor: Es el trabajo social­mente necesario para producir una mer­­cancia en las condiciones sociales medias de pro­ducción ¿Por qué trabajo social? Pues por­que el trabajador no labora aisladamente en la comunidad. En su trabajo va inclui­do el tra­­bajo de to­da la comunidad (el de los trabajadores que fabricaron sus ropas, las herra­mien­tas que utili­za, los medios que le transportan, el colegio donde están sus hijos, los policías que le protegen, el ejército que le defiende, los que les proporcionan alimentos, etc.) El trabajo siem­pre es social (división del trabajo) y el valor es una expresión de ese trabajo social.

 

Imaginemos que un trabajador (en nuestro ejemplo) necesite para vivir 60 ¤ diarios que reci­­be en forma de salario. Y que él fabrica una silla cada dos horas. Esto significa que en menos de la mitad de su jor­na­da (4 horas) ya habría producido lo que necesita para cubrir sus me­dios de subsistencia (2 sillas, 60 ¤). Pero él trabaja 8 horas y produ­cirá 4 sillas que generarán 160 ¤, de los cuales 100 ¤ son la plusvalía que se apropia el capitalista.

 

Este resto de trabajo se denomina excedente. De aquí surge la Teoría de la Plusvalía, pues de la apro­pia­ción de ese excedente por par­te de los propietarios de los medios de producción surge la explo­ta­ción de los trabajadores, la defensa a ultranza de la propiedad pri­vada de esos medios de producción, la acumulación ca­pi­talista y la división social en clases económicas.

 

Consecuencias:

Con la Ley del Valor-Trabajo en el capitalismo se crean Relaciones de Producción antagóni­cas, pues tarde o tem­prano los explotados toman conciencia de su aliena­ción. Para evitarlo, las clases explotadoras mon­tan toda una superestructura ideológica y cultural que legitime su posi­ción y oculte la acción de la Ley del Valor.

 

Además, se produce la explotación y la acumulación pri­vada, y, como se ha señalado antes, la división social en clases. Esa división, en medio de unas relacio­nes de produc­ción, produce inexorablemente un efecto pernicioso: la lucha de clases. Esta no es una acción voluntarista de agitadores, sino un efecto propio de la dinámica interna del capita­lis­mo, de la Ley del Valor.

 

Mientras actúe la Ley del Valor, todo intento de evitar la lucha de clases sólo podrá tener un éxito parcial y tem­poral. De hecho, así lo demuestra la experiencia histó­rica. Basta recordar los regímenes fascistas con su cor­porativismo. Mientras el poder del Estado pudo someter a las clases capitalistas, el corpo­ra­tivismo se pudo man­tener. Pero bastaba un debili­ta­miento del Estado para que éstas conspiraran contra el régimen y vol­ver a la eco­nomía liberal en toda su expresión (1943, 1944, 1955, etc.). Nada, pues, de "colaboración de clases".

 

Por último, hay que huir de ciertas ideologías "utópicas", como las solu­ciones autogestiona­­rias y similares. Si la plusvalía se genera por el tra­bajo social, sus benefi­ciarios debe ser toda la comunidad en su con­junto, no los traba­ja­dores aislados de una empresa. Este tipo de so­lucio­nes conducen a una especie de capitalismo sindical que no elimi­naría la Ley del Valor, mantendría el mercado, la propiedad privada (aun siendo más) de los medios de pro­duc­ción, la división en clases y, a la larga, de nuevo todas las consecuencias del modo de producción capitalista.

 

Por tanto, el Socialismo exige que en su modo de producción no funcione la Ley del Valor.

 

CULTURA

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192 páginas, 210 x 150 mm.
Cubierta impresa a todo color y plastificada brillo.
P.V.P.: 10 euros + gastos de envío.

Nº ISSN: 1888-8151

SUMARIO DISIDENCIAS Nº 5

EDITORIAL
La Quimera del 68

IDEAS
El capital, los liberales, los neoclásicos y las Teorías del Valor.
Diego Guerrero
Terrorismo y militarización del control social tras el 11-s.
Eduardo Balmaseda Villarrubia
Los problemas del crecimiento.
José Luis González Ribera
Italia, las elecciones y el partido único americano.
Luigi Tedeschi

ALTERNATIVAS
La URSS ha muerto... Es la hora de Eurasia.
Edgar Schmid
Mitos y tópicos del “desarrollo sostenible”.
Pr. Albert Allen Bartlett

DOSSIER:
La mascarada de Mayo del 68, la revolución que no fue
Mayo del 68 o el vacío como herencia.
Cyril de Pins
Mayo del 68, la necesidad de una nueva generación.
José Luis González Ribera
¿A quién el ‘68? A noi!
Adriano Scianca
Mayo del 68: ni fue como nos lo contaron, ni fue una Revolución.
Ernesto Milá
Mayo de Carnaval.
Enrique Gil Calvo
Álbum fotográfico del Mayo del 68. Los tópicos de la revuelta.
Colectivo Atenas

ORIENTACIONES
Cine. La decadencia de Occidente vista por Denys Arcand.
Antonio Brea
Libros. España y las Españas.
Juan A. Aguilar
Libros. La dejación de España.
Juan A. Aguilar
Libros. PALESTINA: El holocausto ignorado.
Diego Camacho López-Escobar
Libros. Falangistas contra el Caudillo.
Enrique Uribe Lacalle
Libros. Los Almogávares y la Orden del Temple.
Redacción
Libros. Carl Schmitt: Derecho, Política y grandes espacios.
Colectivo Atenas

Un negocio llamado historia.
Herminio Redondo
 

 

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ORIENTACIONES

ORIENTACIONES

Nación y Patria (y III)
Visión de la España actual:

 La España actual nace de la restauración borbó­nica encabezada por el monarca designado por Fran­co y los «hombres del Rey» prove­nientes de la cú­pula del llamado «Movi­mien­to». La con­ver­gencia de estos diri­gen­tes del «anti­partido unifi­ca­do» del ré­gi­men franquista es­co­gidos por el Rey, con las di­rec­cio­nes de los partidos anti­fran­quistas de la iz­quier­da clásica y los nacionalismos señalados como «his­tó­ricos», sig­nificó la famosa «Tran­si­ción». La II Res­tau­ración de 1975 dio paso a una situación con cier­tos parecidos a la I Restaura­ción de 1875, que nos trajo en aquel momento un régi­men de monar­quía parlamenta­ria bajo el control político exclusivo de las oligarquías de dos partidos. En esta ocasión, la vida política también ha acaba­do por estar prota­goni­zada, a nivel nacional, por dos partidos que sólo res­ponden ante sí mismos, an­te los grupos económicos y mediá­ticos que los sus­tentan, y ante las interna­ciona­les que los cobijan. Pero con una significativa diferencia: junto a ese bipartidis­mo gene­ral, la mo­narquía parlamen­taria ha incluido esta vez un tercer elemento cons­tituyente: el frente de los partidos na­cio­nalistas «históricos».

Pero la II Restauración ha seguido también una mis­­ma línea de cam­bios sustanciales que ya se ini­cia­­ron con la dictadura de Franco -aun­que esto no quieran reconocerlo ni los detractores ni los, aún, simpa­ti­zantes de Franco- que ha homologado España con los países llama­dos de «su entorno», es decir, con el Occidente atlantista. Tal como declaró en plena II Gue­rra Mundial el ministro de asuntos exteriores de Franco: «España es un país americano».

España, pe­se a toda las lla­ma­­tivas verbenas «contestatarias» lan­za­das en su día por las izquier­das progre­sista, ecopacifista, co­munista o liber­­taria, se ha convertido, en efecto, en un país de masas cultural­mente americanizadas, y por el peso de la lógica, sumiso política­mente a las consignas e intereses de los poderes públicos y pri­vados de los EEUU. La España actual care­ce tanto de identidad cultural o moral propia como de entidad política soberana ante los EEUU, y esta situación no ha sido impuesta por la vio­len­cia militar, sino que ha sido dócilmente aceptada por las oligarquías polí­ti­cas, eco­nómicas y mediá­ticas españolas, que, otra vez, han entregado España a los unos amos del exterior, como ocurrió en el siglo XIX.

Y cuando decimos oligarquías españolas, incluimos por su­puesto a sus oligarquías re­gionales. Lo que han hecho -o han dejado de hacer- el Partido Po­pular y el PSOE, con la plena colaboración en esto de los nacionalistas, es intensificar tanto la apo­lo­gética his­­tó­rica de los EEUU como la propagación del modo de vida y muerte americano, pa­ra mejor beneficio de los centros financieros internacionales ampa­rados por los EEUU y para mayor provecho de su apabullante supre­macía política, militar e ideológica mundial. El Partido Popular porque abier­ta­mente ha enganchado España a la piratería plane­taria nortea­meri­cana. El PSOE porque ha fomen­tado la debilidad, la cobardía y el entre­guismo de los españoles ante cualquier presión exterior. Y los na­cio­nalistas neofeudalistas porque sus fobias y obsesiones parti­cu­laristas no provocan más que un mundo lleno de ena­nos egoís­tas y celosos de su om­bligo o «hecho diferen­cial», para conveniencia de los EEUU y los centros finan­cie­ros que pueden así so­meternos mejor, pues sus pretensiones diferen­ciales no son más que una gran estafa: están tan vendidos y rendi­dos a las multinacionales y al poder mediático nortea­mericano como el resto, si no más, y no se alejan un ápice de las consignas y modelos lanzados por los amos del mundo. 

Por supuesto, nuestra nación, la española, pese a toda su deses­truc­turación y alienación, sigue exis­tien­do. Pero como siempre, sirviendo de soporte a unas fuerzas concretas que hemos de identificar. Y hoy por hoy estas fuerzas concretas que van mo­de­lando su identidad na­cional presente –y sus «identidades» re­gio­nales tan publicitadas– son las de la II Restau­ración borbónica.

Unas fuerzas, constitucionalistas o naciona­listas, al servicio de un proyecto económico político social ge­neral: la de homologación occi­den­tal; encargadas de una misión histó­rica: la definitiva con­versión de España en un apéndice (o en dieci­siete apén­dices) de los EEUU y del gran capital; y con una sola ‘Patria’: la España americanizada, con versión en castellano o en catalán, tanto da.

Y ese proyecto general de la España actual, esa misión histórica y esa «Patria» española americana no pueden ser, desde luego, los nuestros.

 

 

ORIENTACIONES

Nación y Patria  (II)

Sobre la realidad histórica de España

Como anunciábamos en el editorial anterior, exponemos un sin­té­tico re­sumen de la rea­li­dad histórica de España. Ha­bía­mos señalado que los procesos desarrollados en el interior de toda nación, en el curso de los siglos, tienen un carácter com­plejo, se re­sienten de factores e in­fluencias múl­tiples que, en oca­siones, se han armonizado, y otras, en cam­bio, han cho­cado o se han neutralizado recíprocamente. Quien ha consti­tuido la fuerza predominante en una época determi­na­da, puede haber pasado luego al estado latente, y vice­ver­sa. ­­­­­­­­­­­­

Habíamos denunciado que un simplista, anticuado y anti­na­cional histo­ricismo ha preten­dido re­ducir la historia de cada nación a un de­sarrollo lineal. Es completa­mente absurdo con­siderar una nación como un blo­que único en el tiempo que no admite re­vi­sio­nes. Una visión libre de prejuicios no sólo sabe reconocer, en la historia de cual­quier pueblo o conjunto de pueblos, posibilidades múltiples e in­cluso contra­puestas entre sí, que, en cierto modo, re­flejan otras tantas «tradiciones» na­cio­­nales, sino que también se da cuenta de la im­por­tan­cia práctica que tal re­co­nocimiento tiene para la acción para hoy y para mañana.­­­­

En tal sentido habíamos adelantado que lo más importante para el So­cialis­mo Patriótico era tomar con­ciencia de un hecho histórico que un grupo de camaradas resumió así: «Pero si existe una continuidad nacional y popular en España, ha existido históricamente fuerzas y poderes que han impedido que la idea de Patria haya arraigado entre las masas espa­ñolas, del modo y manera más genuino a nuestro carácter y a nuestras necesi­dades»­

I) Conclusiones de nuestro editorial anterior

1) Por una cuestión de principios, el Socialismo Patriótico re­chaza radicalmente cual­quier rei­vin­di­cación de esencias na­cio­nales o me­ta­físicas de España. No­so­tros afirmamos que España es una rea­li­dad po­lítica, histórica y estatal.

2) Por una cuestión de reconocimiento de «nuestras cir­cuns­tancias», el Socialis­mo Patrió­tico rechaza oportunamente cual­quier ensal­za­miento «sin complejos» de «esta gran na­ción» pues actualmente no hay motivos para alabarla, así como rechaza necesa­ria­mente cualquier «com­plejo de culpa» o reniego del pasado. «Que el pasado no sea ni peso ni traba, sino afán de emular lo mejor». España es resultado de una his­toria, y existe dentro de una continuidad política y so­cial.

3) El Socialismo Patriótico afirma que esa continuidad histó­rica de España jamás ha sido unívoca. No ha existido ninguna pérdida del «sen­tido español» «úni­co y verdadero» sim­ple­mente porque no ha existido jamás tal sentido «único y verda­dero». España no es una realidad esencial, es una realidad histórica sujeta a cam­bios, transformaciones, éxitos, derrotas, antagonismos y convergencias inter­nas y externas­­­­­­­­­

II) Resumen de la realidad histórica de España:

Decimos que España es una nación, o una conjunción de pueblos, que desde su constitu­ción hace cinco siglos, ha co­no­cido, como otras na­ciones, la acción de fuerzas y co­rrien­tes diver­sas. Durante una larga época las fuerzas que tenían el «pre­dominio general» fueron la Mo­­­nar­quía y la Iglesia al ser­vi­cio de una causa imperial y una causa de expansión y con­­tra­­ofensiva religiosa. España formaba parte de una re­unión de reinos encabezados por los Habs­burgos, que coexistían con oligarquías nobiliarias, clericales y patriciados locales que ges­tio­­naban el poder inmediato en territorios convertidos en cotos cerrados admi­nis­­­tra­tivos y socio-eco­­nómicos. En todos esos reinos, nobles y clé­ri­gos estaban libres de «pe­char» con los im­­puestos. En ciertos reinos las oli­garquías go­­za­ban de am­plios poderes juris­dic­cio­nales que llegaban incluso, en algu­nas zonas, a ser pena­les a costa del pueblo llano. En eso con­­sis­tían esas mitificadas «liber­tades y tradi­cio­nes nacionales res­­petadas» en «Las Españas de los Austrias». ­

Con el cambio de dinastía en 1700, España fue separada de otros reinos euro­peos y se im­puso como fuerza predominante el Poder real absolutista que acabó con buena parte de aque­llos poderes juris­dic­cionales y privilegios oligár­quicos. Las cas­tas nobiliarias y ecle­siás­ticas perdieron cuotas de poder direc­to local, a nivel «singular». Pero la Nobleza man­tuvo privi­legios económicos y adminis­tra­tivos a nivel «gene­ral», el Clero man­tuvo sus prerrogativas, y la fuerza pre­domi­nante en la España de los prime­ros Borbones, el Palacio absolutista, no dejó de con­si­derar los reinos como in­muebles de la Familia y tratar a los espa­ñoles como rebaños de los reyes, bienes objeto de com­pra­venta y per­muta.

La Guerra de Independencia de 1808 desató la emergencia de pode­rosas líneas con­tra­­pues­tas en España: frente al despo­tismo abso­lu­tista se levantaron el libera­lismo y el tradi­ciona­­lismo, que a su vez se en­­fren­­taron entre sí durante el si­glo XIX (con cuatro gue­rras civiles nada menos). Y para apla­car los cho­­­ques entre tradi­cio­nalistas y libe­rales, surgió in­me­dia­ta­mente otra «tradición española» -la «apa­­ci­­gua­dora»- que pone todo su empeño en anestesiar la conciencia de los españoles y fomentar la mediocridad, el conformismo y el apo­li­ti­cismo nacional. Es decir, basta un vistazo sin estereotipos para com­­prender rápida­­mente que España ha sido otro proceso histórico del planeta que tampoco ha sido una «unidad unidi­reccional en el tiempo».

En España, al despotismo monárquico le sucedió en 1833 la oli­gar­quía, que se convirtió en dueña in­dis­cutible del poder político, social y económico durante un siglo. Ese poder y la España derivada de ese poder fueron contes­ta­dos, primero por el tradicionalismo, y luego por el republicanismo, el socia­lismo sindicalista y el anarquismo, a los que podemos sumar el minoritario y contradictorio re­ge­ne­ra­cio­nismo. Re­cordamos que durante un siglo España fue una nación en vías de mo­der­nización marcada como la mayor parte de las naciones hispa­no­americanas: una nación sometida a los inte­reses y la vo­luntad de las fuerzas libe­rales -«mode­radas/ conservadoras» o «pro­gre­sis­tas»- y que el estado español fue el marco de esa nueva oli­gar­quía cen­­tra­l (y locales) de tipo burgués que nació con­fiscando tanto los bienes comu­­nales de los municipios como los bienes de las insti­tu­cio­nes que sos­te­nían la única asis­tencia social existente (la Igle­sia), y que ofreció las rique­zas de España a las in­versiones finan­cieras de Ingla­terra y Fran­cia.

Consideramos que una de las causas del fracaso de las re­be­liones del tradicio­na­lismo espa­ñol, mayo­­ri­tario en el pueblo durante dé­cadas, fue la cerrazón inte­lec­tual del bajo clero que lo sostenía, como tam­bién vemos que gran parte del alto clero ofreció, como la Mo­nar­quía, su manto protector a la oligar­quía. Re­cor­da­mos que en 1868 estalla una rebelión de signo dife­rente al carlista, que tras un corto rei­nado, de­sem­­bocó en una república parla­men­taria que con sus expe­ri­mentos dema­gó­gicos y ocurrencias utópicas su­mer­gió a la nación española en un enorme desorden.

El hartazgo provocado por aquel desorden favoreció la Res­tau­ración del poder de la oli­garquía, con sus par­tidos ya más «centrados». La España de la Restau­ra­ción tuvo la asisten­cia decisiva de la Mo­nar­quía y de la Iglesia, situación que se mantuvo hasta 1931, pese a varios in­tentos re­gene­ra­cio­nistas por parte de algu­nos gobiernos que no cua­ja­ron. No se puede esconder que la España de la II Repú­blica significó el apogeo del sectarismo pro­gre­sista español, equivalente al cerrilismo mostrado por la derecha monárquica y clerical nacio­nal, y que el fra­ca­so rotundo de aquella república desembocó en la con­frontación abierta entre las fuerzas con mayor empuje popular, fuerzas, todas ellas, que acabaron con una des­gra­ciada re­pú­blica que los propios republicanos dejaron de defender: por un lado se movilizaron las fuerzas re­vo­lu­cio­narias emergentes, socia­listas y anar­quis­tas princi­pal­­mente; y por el otro las dere­chas cató­licas con­tra­rre­vo­lu­cio­narias, auxiliados por los re­a­pa­recidos tradicionalistas (que ya se posiciona­ban como con­tra­rre­volucionarios ante la re­volu­ción liberal) y a los recién surgidos falan­gistas (tan con­tra­dictorios como el re­ge­ne­ra­cio­nismo).

Reconocemos sin ningún problema que todas estas fuerzas contaban con apoyos populares, fueron ente­­­ramente espa­ñolas, y luchaban por modelos o proyectos distintos para Es­paña, o mejor dicho: luchaban en contra de ideas de España y «tradiciones» adversarias que les pa­re­cían completamente odiosas. La in­mensa mayoría ni eran «correas de transmisión de las Internacionales Rojas», ni «ultra­mon­tanos del Vati­ca­no», ni «ci­­pa­­yos del Eje».

No podemos olvidar que el ganador de aquella con­fron­tación total fue un militar que impuso una dic­ta­du­ra férrea y que, sin entrar en más jui­cios sobre su manda­to, y sobre las cir­cuns­tancias y nece­si­dades que tu­vieron que cubrirse en una na­ción físicamente derruída y moral­mente aplastada, sí re­cor­damos que aquel ré­gimen identificó España con la adhesión in­que­bran­ta­ble a esa dictadura y con una visión uni­di­reccional de la historia de España. Todos los oposi­tores a la dic­tadura y los discrepantes de esa interpretación ses­gada de la historia nacio­­nal fueron asimilados artera y estúpida­­mente a la Anti-España, y tal asociación abu­siva generó en muchos espa­ñoles un rechazo indis­cri­minado e injusto, pero com­pren­­si­ble, a la mera idea de España.

Pues una vez más afirmamos sin concesiones que España entera es, y sólo puede ser, el marco común e irrenunciable de todos los españoles, y ninguna fuerza, política o so­cial, re­li­giosa o eco­nómica, na­cional o local, tiene legi­timidad para presentarse como la única Es­paña o la verdadera Es­paña. E igual que ocurre con España, ocurre con todas y cada una de sus regiones, comarcas o islas: abso­lu­ta­mente nadie tiene base ni legitimidad alguna para mos­trar­se como los re­pre­sentantes genuinos de una parte de España. ­­

A España, como a cualquier pueblo (español o no español) debe re­co­nocérsele su misma diversidad no sólo en el «es­pacio de los ­terri­to­rios», sino en el mucho más notable y bas­tante más interesante «espacio socio-político», no sólo por sus «hechos diferenciales» lo­ca­les, sino sobre todo por sus diferencias entre tipos de grupos y per­sonas, diferencias trans­versales mucho más reales que las pri­me­ras. Al mismo tiem­­po, a España, como a cual­quier pueblo, se le debe re­conocer no sólo ca­rac­te­rísticas dis­tin­tivas con otros pueblos, sino asi­mismo ca­rac­terísticas comunes con los otros, pues en el mundo y en la historia tampoco existen (ni pueden existir) com­partimentos es­tan­cos entre las naciones. No ha sido así ayer, y menos lo es hoy.

Pero a España no sólo se la puede comprender por la va­riedad de sus «espa­cios» pre­sentes, sino tam­bién por la diver­sidad de sus «tiem­pos» pasados. Todas las con­cepcio­nes e inter­pretaciones de Es­paña (o de cualquier región española) que las asocian nece­sa­ria­mente a una identidad indepen­diente de la historia o de la voluntad, a un desa­rrollo lineal en la historia, o a una forma siempre cerrada por dentro y siempre «separada» del exterior, no sólo son com­ple­tamente falsas sino que pro­vocan el separatismo territorial entre los pueblos y, aún peor si cabe, el separatismo interior en cada territorio. Es el se­pa­ra­tismo entre la «verdadera España» y los «hete­rodoxos» de la «anti-España», entre los «vascos de verdad» y los «vas­cos de pega», entre los «catalanes nor­ma­lizados» y los «cata­lanes anó­malos». Cual­quier sepa­ratismo (y nos da lo mismo que sea pre­sen­tado como «de­mo­crático» o «totali­ta­rio») im­plica el artifi­cioso anta­go­­nis­mo étnico, la ex­clusión y el unifor­mismo em­pobrecedor. Cual­quier separatismo aca­rrea el te­rror (de «alta» o «baja intensi­dad») el etno­cidio y la asi­mi­lación for­zosa.

Reconocer la realidad histórica compleja y contradictoria de España es lo que co­rres­pon­de a una visión com­­pleta, integral, a la vez unitaria y plural, del mundo. Nos llama mucho la aten­ción esas tribunas y sec­tores que presumen defender la uni­dad de España al tiempo que dicen defender la di­­ver­sidad de sus regiones en el «es­pa­cio territorial», pero siguen re­cha­zan­do fanáticamente, por ejemplo, la asunción de cual­quier «di­ver­­­sidad en el tiempo». Para el Socialismo Patriótico re­co­no­cer la «di­ver­sidad en los ­espa­cios» (terri­toriales y trans­­­ver­sa­les) como valor especial que contribuye a la riqueza de toda la na­ción y de cada región espa­­ñola (y a la riqueza de la misma es­pecie humana) nos lleva tam­bién a reconocer la «di­versidad en los tiempos». Por eso asu­mimos una historia na­cio­nal «donde el pasado no es peso ni traba sino afán de emular lo mejor». Como decíamos al principio, no sólo debe­mos apre­ciar en la histo­ria de cual­quier pue­blo (o conjunto de pueblos) cur­sos diferentes e in­cluso contra­puestos entre sí, que re­flejan otras tan­tas «tradiciones» nacio­nales, sino que nos hemos de dar cuenta de la enor­me importancia práctica que tal re­co­nocimiento tiene para la ac­ción en el pre­sente y en el futuro.­­­­­­­

Y si como insisten sobre todo las escuelas histó­ricas de la derecha (inte­grista, conser­va­dora o liberal) España entró en deca­den­cia en el pasado, ello fue precisamente, en un primer momento, res­pon­sabilidad de las castas recto­ras políticas y religiosas, que no quisieron, o no supieron, dar con los resortes nacio­nales de mo­vi­li­zación, ya que para ellos España era el patrimonio fami­liar-eclesiástico de tales castas. Y después ha sido debido a la oligarquía y el «Partido Único de la Bur­gue­sía», tanto en su ala Nacio­nal-Con­servadora como Socio-Progre­sista, que han abra­­zado y han impuesto «la más deni­grante con­cepción burguesa de la existencia».­­­­­­­­­­­

Y esto nos llevará a exponer, dentro de unos días, una breve visión de la España actual: la nacida con la II Restauración Borbónica.

 

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A PARTIR DEL 14 DE ABRIL DISPONIBLE EL Nº 4 DE LA REVISTA DISIDENCIAS
Revista de Ideas, Cultura, Alternativas
200 páginas, 210 x 150 mm.
Cubierta impresa a todo color y plastificada brillo.
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SUMARIO DISIDENCIAS Nº 4
 
EDITORIAL
Elecciones 2008: La metamorfosis del Régimen para sobrevivir
IDEAS
- Guerra total y guerra asimétrica en el siglo XXI.
Jorge Verstrynge Rojas
- El progresismo como optimismo vacío.
Alberto Buela
- Nietzsche y sus “recuperadores”.
Giorgio Locchi
ALTERNATIVAS
- Ideas para una nueva Inteligencia del Estado.
Diego Camacho y Fernando J. Muniesa
- La huelga como creadora de otro sentido.
Carlos Chino Fernández
- El rico patrimonio artístico religioso aragonés que se niega a devolver Cataluña.
Jorge-Fernando Español
DOSSIER: 200 años del 2 de Mayo
- La Guerra de la Independencia: consideraciones sobre un conflicto.
Emilio de Diego
- Dos de Mayo de 1808. ¿El Grito de Una Nación?
Arsenio García Fuertes
- Guerra de Independencia: el papel fundamental del Ejército, un olvido injustificable.
Francisco Manuel Vela Santiago
- Bicentenario de la Guerra de la Independencia. Uso y abuso de la Historia.
Francisco Martínez Canales
- Los poetas del Dos de Mayo.
Colectivo Atenas
- Canciones de la Guerra de Independencia.
Colectivo Atenas
- Bandos y proclamas de una guerra patriótica.
Colectivo Atenas
ORIENTACIONES
- Música. Un trovador llamado Amancio.
Antonio Brea
- Cine. La pesadilla de Darwin de Hubert Sauper.
Eduardo Balmaseda Villarrubia
- Cine. Una verdad incómoda.
Eduardo Balmaseda Villarrubia
- Libros. Nuevo proyecto editorial. Colección La Fuerza de la Tradición.
Redacción
- Cuando Einstein dijo «no».
Herminio Redondo
- Encuesta Disidente: Tu opinión nos interesa.
Redacción
A LA VENTA EN LAS SIGUIENTES LIBRERÍAS:
Librería O' Henry. C/ Zurbano, nº 52 - 28010 - Madrid. Metro: Iglesia [línea 1] y Rubén Darío [línea 5]
Librería Gabriel Molina. Travesía del Arenal, nº 1 - 28013 - Madrid. Metro: Sol [líneas 1, 2 y 3]
Librería Castellana 45. Paseo de la Castellana, nº 45 - 28046 - Madrid. Metro: Gregorio Marañón [líneas 7 y 10]
Librería Moncloa. C/ Meléndez Valdés, nº 65 - 28015 - Madrid. Metro: Moncloa [líneas 3 y 6]
Librería Céfiro. C/ Virgen de los Buenos Libros, nº 1 - 41002 – Sevilla. A 25 metros de Plaza del Duque
Libreria El Giraldillo. C/ San Fernando, nº 7 - 41004 - Sevilla. Frente a la Pta. del Rectorado de la Universidad
Librería Oliam. C/ Álvarez Quintero, nº 17 - 41004 - Sevilla. A 20 metros de Plaza del Salvador
Librería Fahrenheit 451. C/ Tórtola, nº 34 - 18014 - Granada. Barrio de Los Pajaritos
Librería Ateneo. C/ General Martí, nº 7 - 45005 - Toledo. Junto al Hospital Virgen de la Salud
Libreria Maribel. C/ Gil de Jaz, nº 5 - 33004 - Oviedo. Frente al Hotel Reconquista